Honduras entre el desencanto y la esperanza: Sondeo revela percepción crítica sobre el gobierno
- Ricardo I. Zapata
- 29 may
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El Progreso. El más reciente Sondeo de Opinión Pública 2025 del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ) presenta un retrato complejo de la situación sociopolítica de Honduras. El estudio, basado en 1,590 encuestas aplicadas en marzo de este año, revela un descontento creciente hacia el gobierno de la Presidenta Xiomara Castro, y una marcada preocupación ciudadana sobre temas como la crisis económica, la inseguridad y la corrupción.
La gestión de la Presidenta Castro, recibió una calificación promedio de 4.13 sobre 10, la más baja desde que inició su mandato. Más del 52% de la población considera que su desempeño ha sido “malo” o “muy malo”, mientras que solo un 29.4% lo evalúa como “bueno” o “muy bueno”. Además, el 67.7% de los encuestados cree que la presidenta ha actuado sin transparencia durante su tercer año de gobierno.
En cuanto a los logros, el 36.1% de los hondureños afirmó no identificar ninguno en el último año. Aquellos que sí lo hicieron destacaron el mejoramiento de infraestructura vial, el bono de energía y la entrega del bono agrícola. Por otro lado, los principales fracasos señalados incluyen la crisis económica (46.4%), el incumplimiento de promesas (16.1%) y el aumento de la inseguridad (13.2%).

La situación económica continúa siendo el mayor dolor de cabeza para la ciudadanía. El 73.5% considera que la economía del país es mala o muy mala, y el 30.1% admitió haber pasado hambre en el último mes por falta de dinero. A pesar de los esfuerzos del gobierno por impulsar la Ley de Justicia Tributaria, el 63.1% de la población nunca ha oído hablar de ella, lo que pone en evidencia una débil estrategia comunicacional.
En materia de seguridad, el 70.6% de la población cree que el estado de excepción no ha resuelto los problemas de violencia e inseguridad. Más aún, el 55.6% percibe que la extorsión ha aumentado, mientras que el 69.9% señala un incremento en los asesinatos durante el último año. La confianza en los cuerpos armados es escasa, y solo el 14.8% cree que protegen a la población en general.
Uno de los hechos que más ha conmocionado a la opinión pública es el asesinato del ambientalista Juan López. Un 59.7% de los hondureños considera que su crimen quedará en la impunidad, reflejo de una profunda desconfianza en las instituciones encargadas de aplicar justicia. En este contexto, el 61.4% de los encuestados cree que la CICIH no se instalará en el país, debilitando aún más la esperanza en una lucha real contra la corrupción.

El proceso electoral tampoco escapó al escepticismo ciudadano. Las elecciones primarias e internas fueron calificadas como “poco” o “nada” transparentes por el 69.1% de la población. Aun así, el 80.8% expresó su intención de participar en las elecciones generales de noviembre, lo que demuestra un compromiso democrático persistente pese al desencanto generalizado.
En cuanto a la cultura política, el sondeo revela una población despolitizada pero crítica. Aunque el 70.9% no muestra interés en la política, el 64.2% sí se interesa por los asuntos públicos. Además, un 48.9% prefiere claramente un gobierno democrático. La Iglesia, especialmente la Evangélica y la Católica, se mantiene como una de las instituciones más confiables, en contraste con los partidos políticos y el Congreso Nacional, que lideran los niveles de desconfianza.

La migración sigue siendo un fenómeno determinante: el 47.7% de los encuestados ha considerado irse del país, motivados principalmente por la falta de empleo, la crisis económica y la inseguridad. Las remesas, por su parte, continúan siendo un pilar de la economía nacional. Frente al nuevo contexto político internacional, el 83.1% de la población considera que el gobierno hondureño debe mantener una postura de diálogo con Estados Unidos.
Este sondeo, que coincide con el 45 aniversario del ERIC-SJ, muestra un país que, aunque golpeado por la crisis y el desencanto, aún conserva esperanzas de cambio. La ciudadanía ha trazado claramente una hoja de ruta: transparencia, justicia, empleo y seguridad. La pregunta ahora es si las autoridades escucharán este llamado antes de que la esperanza se transforme en resignación.

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